En esta entrega de Brand Story Insights vamos a hablar de qué historias funcionan.
Porque está claro y comprobado por usted mismo, que no todos los chistes contados en un asado o Bar Mitzvah le causan la misma gracia. También está claro que no todas las recomendaciones de pelis o series que le hicieron sus amigas finalmente fueron de su agrado.
Entonces cabe preguntarse: ¿qué narrativa es una historia? ¿qué tiene que tener una historia para que funcione? ¿Siempre funcionan las historias? La respuesta es muy amplia porque una historia puede funcionar o no dependiendo de la plataforma y el objetivo comunicacional. Yo aquí me voy a referir (como es la escencia de este Newsletter) a historias de marcas, a dispositivos narrativos para comunicar una empresa, servicio o producto.
El mejor ejercicio es hacerlo con un niño. Probá describirle un paisaje, no obtendrás ni un décimo de su atención. Ahora si lo que vas a contar tiene forma de relato, de fábula, una secuencia de acontecimientos que apelen a sentidos y emociones, la cosa cambia.
Es simple: a alguien le pasa algo y hace lo imposible por resolverlo. That´s all.
En la entrega 2 de Brand Story Insights hablamos de personajes y conflicto. Aquí lo llevaremos un paso más allá. Pensá en lo que querés comunicar y como lo has estado haciendo. Si trabajas en una bodega ¿seguís hablando de cantidad de viñedos o barricas de roble francés vs americano, o contás lo que eso le produce al vino, y sobre todo, como lo va a percibir el consumidor?
Y acá abro un paréntesis interesante: a tu cliente sólo le importa él y lo que él puede hacer con tu producto o servicio, that´s all, the end. ¿O acaso a vos no te pasa lo mismo?
La clave está en identificar un escenario que al consumidor lo transporte a “su mundo”, y eso lo transformes una narrativa donde ÉL es el protagonista, dejando muy claro cómo le cambia su vida con tu producto o servicio.
Tu mensaje tiene que significar algo para el otro, sino no sirve. Si me contás un relato que enriquezca el sentido de mi vida, a cambio te doy mi atención y atiendo tu llamada a la acción.
Hasta acá todo muy hermoso pero te preguntarás, ¿cómo lo hago? De lo general a lo particular. Primero identificá el objetivo comunicacional: ¿es el lanzamiento de un producto nuevo, es reposicionar la marca, es darte a conocer por primera vez? ¿Qué querés que tus clientes/espectadores sientan o vivan con tu historia?
Luego volcá sobre el papel, sin censura ni restricciones, todas las ideas que se te vengan a la mente donde “tu cliente” puede tener una vida mejor con tu producto o servicio.
Personajes fuertes, insights sobre lo que pasa cuando vendés ropa usada, y lo mejor: “¿cuál es tu fashion drama”? Cuentan los beneficios “funcionales” desde la perspectiva de los “beneficios emocionales”.
No hay datos duros ni cantidad de ventas ni información de descargas, no hay tutorial sobre como usarlo. Habla directamente de los “dolores” del cliente y como su vida es mejor con el producto/servicio.
El cerebro que es un adolescente perezoso va a tratar de economizar energías (por que vaya si tiene muchas tareas para hacer el pobre a cada segundo). Entonces muy probablemente las primeras ideas que vuelques sobre la hoja en blanco puedan no tener forma de “historias”, no importa, no dejes de anotarlas hasta llegar a la etapa de selección.
Y sí, de eso se trata, como siempre decimos “escribir es reescribir” hasta encontrar tu historia, tu tono, tu mensaje. Parafraseando al chef Gusteau en la peli Ratatouille “cualquiera puede cocinar” afirmamos que “cualquiera puede escribir”. Porque tu marca tiene mil historias para contar, solo es cuestión de hacer el viaje y de encontrar cuáles son las que más le resuenan a tu cliente.
Y sino, ya sabés que estamos aquí para ayudarte a construir juntos una historia que impacte, emocione, venda. Porque tu marca es nuestra historia.